Estamos ante un hito histórico, tras la propuesta de la organización ASCEL, apuntalada por las alegaciones presentadas ante el MITECO (Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico) por la mayoría de las asociaciones conservacionistas y ante un incuestionable apoyo de la sociedad que demandaba elevar la protección del cánido salvaje, el lobo entra en el listado de especies protegidas LESRPE (Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial).
Dejamos atrás el tiempo en el que incluso los conservacionistas preferían que figurara como especie cinegética como un mal menor, para que cada batida de caza estuviera controlada y evitar el mayor daño que produce el furtivismo movido por un histórico odio acérrimo.
Debemos tener presente que la constitución de la Unión Europea planifica la gestión de las especies silvestres a escala supranacional, por lo que España y las CCAA adaptaron la legislación europea, pero con reservas, dejando al lobo sin la protección adecuada, y encontrándonos ante un incumplimiento flagrante de las obligaciones derivadas del Convenio de Berna y de la Directiva de Hábitats 92/43/CE.
Por otro lado, hay que valorar en buena medida el trabajo de profesionales como el Catedrático de Derecho administrativo de la Universidad del País Vasco, Agustín García Ureta que con la publicación de sus trabajos ha señalado en gran medida el camino legislativo para salir de nuestros incumplimientos.
Tampoco hay que olvidar que se detecta un cambio de mentalidad en la población a favor de la protección del entorno natural a la vez que un mayor activismo ambiental que, probablemente, haya tenido gran peso a la hora de retomar la protección de nuestro gran depredador. Este cambio de mentalidad tampoco ha surgido de la nada: documentalistas, naturalistas y científicos han logrado hacer llegar sus mensajes de convivencia posible con el mundo natural de una forma que parece lenta, pero que es bastante contundente, ya que quien ha entrado en ese camino, no lo abandona.
Habrá que esperar a que se apruebe la Estrategia de conservación del lobo ibérico, para ver de qué manera se definen las autorizaciones de control por daños, aunque suponemos que siempre serán la última opción y que esta inclusión será un avance importante para la conservación de la especie. Cabe recordar que la protección del lobo es una obligación derivada del contexto legal internacional, de conformidad con el Convenio de Berna y Directiva Comunitaria.
SITUACIÓN EN GALICIA Estamos asistiendo a un debate con altas dosis de populismo, manipulación y alarmismo, pero conviene que recordar que en Galicia no existen cupos de caza deportiva y la política basada en batidas ha resultado ser un fracaso.
La protección del lobo en Galicia traerá cambios importantes y positivos en su gestión, aunque a priori no se aprecie. El nuevo estatus obligará a la administración gallega a replantearse los pasos dados hasta la fecha por y para la conservación del lobo y esperamos que se vea como una oportunidad y no como un problema al poder acudir a fondos europeos para cubrir los gastos de conservación de una especie emblemática como es nuestro cánido salvaje.
Los deberes que nos pone la inclusión del lobo en el LESRPE a los gallegos son muy claros:
Educación medioambiental: El medio rural gallego sigue teniendo una valoración muy negativa del lobo, considerándolo una alimaña y produciendo un enfrentamiento directo con la percepción del público urbano para el que es un símbolo de resiliencia y naturaleza salvaje. Este enfrentamiento dificulta aún más su conservación, siendo de vital importancia lograr poner en valor ante la población rural los beneficios ecosistémicos y sociales del lobo, lo que indudablemente facilitaría conseguir unos objetivos de conservación adecuados.
Prevención de daños: El problema de los daños es sumamente complejo, es realmente EL PROBLEMA, ya que no solo hay una pérdida económica, sino un conflicto social que realmente no guarda proporción con la magnitud de los daños. En Galicia se pueden mejorar tanto las medidas preventivas como la gestión del manejo del ganado. algo que con el nuevo estatus deberá abordarse con rigor y seriedad desde la administración.
Conservación de hábitat: Imposible de separar de la protección de una especie en su medio, salvo que se quiera mantener enjaulada. En Galicia existe una destrucción generalizada y a gran escala de los ecosistemas naturales provocada por los incendios reiterados anualmente, las plantaciones masivas de eucaliptos y la implantación de grandes parques eólicos, destrucción ante la que un animal generalista como el lobo buscará una solución de supervivencia, pero con ella entrará en conflicto con los intereses humanos al tener que llegar a depredar más animales domésticos por ausencia de presas silvestres. La construcción de carreteras de distintas categorías ha fragmentado su hábitat como en ninguna otra Comunidad Autónoma, dada la dispersión de núcleos de población a los que hay que dotar de un acceso seguro. Estas numerosas vías de comunicación hacen también que aumente la posibilidad de atropellar a algún ejemplar de lobo. Furtivismo: Observamos en Galicia una tasa de reclutamiento cercana a cero en los grupos de lobos estudiados, la reproducción no da lugar a nuevos individuos debido a la mortalidad producida por causas naturales y también por causas en absoluto naturales y totalmente repudiables. El furtivismo es una auténtica lacra en Galicia, dónde el lobo y otras especies se matan ilegalmente con diferentes métodos. Con el nuevo estatus este tipo de acciones furtivas tendrán consideraciones penales. Es triste ver que muchas de estas obligaciones, que ya se encontraban recogidas en el Plan de Gestión del Lobo RD 297/2008, nunca se acometieran, a excepción de la aprobación de batidas por parte de la administración gallega.
SOBRE LOS CENSOS Y CONTROLES POBLACIONALES
Resulta sumamente complejo realizar un censo de una especie con una dinámica poblacional tan elástica como la del lobo ibérico y cuya movilidad se mide en quilómetros. En España se han realizado dos censos nacionales. Las conclusiones del segundo censo nacional, realizado durante los años 2012-2014, estimó la presencia de 297 grupos reproductores distribuidos en menos de 100.000 km2 , no hallándose cambios significativos con el primer censo nacional, por lo que se podría afirmar en base a los datos oficiales que el crecimiento de la especie está estancado. A este estancamiento hay que añadirle la clara regresión en zonas de presencia como País Vasco, Valladolid, Burgos o Andalucía en la última década. Con relación a Galicia, según los datos de la Xunta de 2013-2015, había 90 grupos con unos 700 ejemplares, dando una media de 8 individuos por grupo. Nuestra experiencia de campo nos indica que el tamaño medio de un grupo de lobos es de 3-5 lobos, por lo que suponemos que las cifras oficiales se refieren a la época reproductora y como la especie cuenta con una mortalidad significativa, los números oficiales no se ajustan a la realidad de los valores de 3-5 que os hemos mencionado y que aparecen de manera recurrente como grupo medio también en publicaciones científicas y no sólo en nuestro trabajo de campo. Dicho esto, debemos entender que, si bien para cuantificar el estado de conservación de una especie se debe tener en cuenta el número de individuos y para eso los censos resultan muy útiles, no se deben olvidar las amenazas a las que se enfrenta la especie, para evaluar correctamente la viabilidad de la conservación de la misma a largo plazo. En el caso del lobo, su viabilidad futura vendrá condicionada por el cuello de botella genético (una endogamia que determinará su estado de salud y su tasa de morbilidad), provocado por su persecución directa realizada en las décadas anteriores a la aprobación de la ley de caza de 1970 y en las posteriores vía furtivismo, por los atropellos, por la ausencia de corredores ecológicos (riberas de ríos y cuerdas de montañas alterados por centrales hidroeléctricas y grandes parques eólicos) en un territorio con su hábitat degradado y fragmentado como sucede en Galicia y por la actual imposibilidad de acudir al encuentro genético del lobo italiano. La actual escasa variabilidad genética es preocupante. La endogamia y la hibridación son riesgos presentes que deben evitarse, permitiendo su reproducción anual y alejando al lobo ibérico de los controles poblacionales por no estar justificados.
AMENAZAS FUTURAS
En Galicia, los incendios constituyen el problema ambiental más grave por la extensión de destrucción que generan y el tiempo que se precisa para recuperar el entorno, además de que ya es conocido que la recuperación nunca es completa y hay especies que desaparecen para siempre. El efecto sobre las especies que se sitúan en el ápice de las pirámides alimentarias/tróficas es evidente, ya que su supervivencia depende de las especies que se sitúan en los otros niveles tróficos. Si la base de la pirámide se hace más pequeña, los escalones superiores también se reducirán. Si a los incendios se unen las plantaciones masivas de eucaliptos y los inconmensurables proyectos de parques eólicos, no hay duda de que en Galicia se puede hablar de una destrucción generalizada de los ecosistemas naturales, de los hábitats autóctonos. Si la vegetación cambia, los herbívoros cambiarán, al igual que los restantes eslabones de las redes alimentarias. Todo ello repercute de forma grave sobre los grandes depredadores y en muchas áreas, si se le une los ataques de furtivos, puede ser causa de su desaparición. Sin embargo, hay una baza importante en la supervivencia del lobo, es una especie bastante oportunista, generalista y amoldable a los cambios, a diferencia por ejemplo del oso. Y esta baza también tiene una parte negativa si hablamos de confrontación con el ser humano, ya que el lobo, al igual que nosotros, se moverá para buscar comida. Si su comida se desplaza de áreas más despobladas a áreas más pobladas, él se desplazará. En Galicia la población humana está muy dispersa, encontrando viviendas en los valles, claro, pero también a media ladera e incluso en las cumbres. Donde se ha establecido ha modificado los ecosistemas y transformado las comunidades vegetales en irreconocibles, comparando con lo que existía antes de su llegada. Por todas partes hay caminos anchos de tierra que no siguen el trazado sinuoso del pasado, mucho más anchos y que muestran una mezcolanza de especies de ambos hemisferios terrestres. Su hábitat…, es difícil centrarse en un hábitat concreto para el lobo cuando se habla de Galicia. Como todo animal estará donde haya alimento, agua y refugio, también donde tenga una cierta calma que permita su reproducción. De forma ideal estaría en las mismas zonas que prefieren los herbívoros, con pasto y bosque, sitios que hemos ocupado nosotros, los seres humanos, así que, donde lo ha necesitado, ha adaptado su dieta y ha cazado los animales que ha encontrado, aunque no sean sus preferidos. Después de lo comentado parece que no queda sitio para nuestro cánido salvaje, pero ahí está, sobreviviendo como una no tan rara joya natural, enriqueciendo nuestra biodiversidad y ejerciendo el control que debe sobre otros animales, que es lo que “sabe” hacer, su función. Los humanos debemos utilizar la inteligencia tecnológica que tenemos para evitar que sus necesidades choquen y alteren las nuestras.
GANADERÍA Y COEXISTENCIA
Teniendo en cuenta que gran parte del miedo y odio al lobo se debe a cultura oral, a cuentos para asustar a los niños para que no se fueran lejos solos, nunca hay que olvidar que el lobo, al igual que cualquier depredador no humano, no es un asesino en serie, caza para comer y de sus presas, entre las que no se incluye el ser humano, elige a las más débiles, con problemas de movilidad, enfermas y plagadas de parásitos, ancianas, huérfanas. Recordemos que en Yellowstone tuvieron que reintroducir al lobo para que controlar a los grandes herbívoros, sarnosos y tan numerosos que estaban acabando con la vegetación. Y en Galicia no hay más que quejas con relación a los daños que ocasiona el jabalí en los cultivos, así que no hay que olvidar que el lobo es su depredador y que sin él el problema sería más grave. Si el lobo tuviera comida donde no hay personas, allí estaría ya que no le gustamos ni una pizca y no “bajaría a los pueblos”, pero no podemos pretender egoístamente quedarnos con todo y transformar todos los recursos naturales en dinero para nosotros y que el resto de las especies vivas no reaccionen. Tenemos que formar parte de su equilibrio natural y si rompemos este equilibrio, está claro que nos afectará y de forma grave. Se habla de ordenación del territorio, pero ¿realmente existe?, lo que realmente hay es un reparto del territorio entre nosotros, así que no nos quejemos de que el lobo llega hasta nuestra casa, si lo hace es por supervivencia, por presión, no por maldad. Los problemas de los daños son sumamente complejos, no debemos olvidar que no solo asistimos a una pérdida económica, sino que afrontamos también un conflicto social que realmente no guarda una proporción con la magnitud de los daños. Entendemos el enorme trastorno que provoca la pérdida de un animal para el ganadero. Además del golpe económico y anímico, ya que a menudo se deben afrontar los daños psicológicos en los animales que sobreviven, como los abortos o las fugas. En Galicia existe un margen importante de mejora tanto en las medidas preventivas como en la gestión del manejo del ganado, algo que con el nuevo estatus legal deberá abordarse con rigor y seriedad desde la administración. Nosotros como asociación no cuantificamos los daños, pero los estudios publicados siempre reflejan una incidencia menor al 1%, algo que, económicamente hablando, debería ser asumible de sobra, más ahora con la inclusión del lobo en el LESRPE que facilitará el acceso a fondos para estos supuestos. Con prevención, educación y ayudas, la convivencia con el lobo es posible.
REINVINDICACIONES GRUPO LOBO GALICIA
La protección legal del lobo ibérico es necesaria e imprescindible para asegurar la supervivencia de un depredador apical, clave para la recuperación del equilibrio ecológico que debería imperar en nuestros ecosistemas terrestres. Es precisamente el desequilibrio generado por la excesiva presión cinegética que se ejerce tanto sobre el lobo como sobre sus presas naturales, la causa de la mayor parte de las incidencias del lobo con la ganadería extensiva, juntamente con la degradación de hábitat que lo obliga a abandonar sus territorios. El lobo es una joya ecológica y cultural y a las joyas se las tiene que proteger. El lobo mantiene los ecosistemas sanos y en equilibrio, regulando la cantidad de ungulados y realizando una auténtica función de veterinario de la naturaleza, controlando sanitariamente las poblaciones de especies presa, portadoras de múltiples parásitos, reduciendo así la transmisión de zoonosis. El Lobo Ibérico forma parte del patrimonio de nuestra biodiversidad, y su protección es imprescindible para el desarrollo de actividades de turismo sostenible basadas en la observación de la fauna, que se está presentando en muchas regiones como uno de los principales motores de desarrollo rural, contribuyendo de manera notable a la fijación de la población rural en cada vez más municipios de nuestra geografía. La inclusión del lobo en el LESRPE exigiría prestar atención a los insuficientes recursos existentes en muchas de las explotaciones ganaderas gallegas que sufren ataques reiterados de lobo, ya que en Galicia existe un amplio margen de mejora en la implementación de medidas preventivas que favorezcan la coexistencia del lobo y la ganadería. Sorprende el veto de Galicia a la inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, cuando claramente sus políticas de gestión sobre la especie han fracasado y carece en la actualidad de cupos de caza o eliminación significativa de ejemplares vía batidas autorizadas.
Es necesario alejar al lobo del control letal, tanto el legal como el ilegal. Los controles de poblaciones de lobos se realizan pese a no estar científicamente probado que la eliminación de ejemplares tenga incidencia en la disminución de daños al ganado y, vista la experiencia de Galicia en la última década, observamos que de nada han servido las estrategias basadas en batidas a la especie. Con relación a la degradación de hábitats, la inclusión de lobo ibérico en el LESRPE debe ir pareja a una necesaria revisión acerca de las causas de la fragmentación y deterioro del hábitat del lobo en particular y de los ecosistemas en general, sobre todo las que desencadenan los cambios de usos del terreno, con el objeto de poder optimizar la eficacia las estrategias de conservación que afectan al cánido. Es necesario recordar que la variabilidad genética del lobo ibérico es muy baja, por lo que la endogamia podría acelerar su extinción y se deben eliminar barreras que separen sus poblaciones. Unido al anterior punto queremos mencionar que es fundamental para la viabilidad del lobo ibérico frenar la actual política inversa de conservación liderada por la administración gallega, dónde las plantaciones masivas de eucaliptos, con su escasa biodiversidad y el peligro que suponen para la propagación de incendios, y los gigantes parques eólicos, que ocuparán esas cuerdas de las montañas que deberían ser corredores ecológicos, son la bandera de la degradación del hábitat de la especie en Galicia y del abandono del mundo rural.
GOBIERNO CENTRAL
• Acabar con la muerte de ejemplares El Lobo Ibérico debería gozar de la máxima protección legal, no teniendo cabida la aplicación por parte de las Comunidades Autónomas de medidas excepcionales que abran la posibilidad de muerte vía batidas, autorizadas por daños continuados en la ganadería, tanto por razones objetivas como comparativas con otras especies ya protegidas. En este sentido, consideramos que su inclusión en el LESRPE debería suponer el fin de la muerte de ejemplares por caza deportiva y gestión poblacional, ya que los controles letales, de ser necesarios, se deben justificar debidamente y se hacen bajo criterios estrictamente técnicos y científicos, que en la actualidad se manifiestan insuficientes. Abatir individuos no tiene sentido ya que uno de los objetivos de proteger una especie es permitir su reproducción y la ampliación de su territorio para llegar a ocupar aquéllos en los que ya ha desaparecido o su presencia es residual. La gestión vía el control letal de ejemplares no reduce los daños a la ganadería, pudiendo incluso incrementarlos debido a la desestructuración de los grupos o la eliminación de individuos clave dentro de los mismos, aquellos que enseñan al resto y que en ocasiones motivan cambios en las conductas sociales de los mismos cuando los ejemplares que permanecen son demasiado jóvenes.
• Importancia del encuentro con el lobo italiano
En el caso del lobo, su viabilidad futura vendrá condicionada por varios factores: por el nivel de endogamia de la especie, el mencionado cuello de botella genético provocado por su persecución directa e indiscriminada realizada durante décadas y por el resto de las causas ya mencionadas. La casi ausencia de corredores ecológicos ibéricos que se unan al territorio italiano imposibilita su contacto con el lobo italiano, preciso para aumentar su variabilidad genética.
Los autores del estudio “Signatures of demmographic bottlenecks in European wolf population” (N. Sastre y otros, 2010) rebajan en una cuarta parte las cifras de aquellos censos oficiales que estiman las poblaciones en unos 2.000 ejemplares y, además, señalan que la población efectiva, aquella que realmente resume la viabilidad genética futura, es en realidad muy pequeña, de tan sólo unos 50 ejemplares.
Esta actual escasa variabilidad genética ha sido provocada por el enorme retroceso demográfico de la especie, con especial atención a la situación provocada en el siglo XX, como ya hemos descrito antes. La endogamia y la hibridación son riesgos presentes que deben evitarse, favoreciendo el crecimiento constante de las poblaciones y su dispersión por el territorio y, para ello, insistimos que se debe alejar al lobo ibérico de los controles poblacionales por no estar justificados, facilitando su máxima dispersión que favorecerá el encuentro con el lobo italiano. El lobo aragonés que, tras casi 50 años extinto, en los últimos ha constatado una presencia residual en la Comunidad Autónoma, jugará un papel clave en el futuro de la especie Canis lupus y será la pieza fundamental para la ampliación de su área de distribución hacia el nordeste de la Península, donde permitirá el intercambio genético con otras poblaciones europeas de lobo.
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